9 feb 2014

tardes de domingo II.

Se me olvidó por un instante... al cerrar los ojos hoy pude sentir la lluvia golpeando contra el cristal. Tal vez sean los posos que dejaron antiguas penas, puede que sean los remiendos que me empeñe en mal coser... o simplemente puede ser, que me deje la ventana abierta, que hoy no tuve fuerzas para hablar y se me coló otra vez el frío por la garganta...

Me queda tanto por aprender, por olvidar...
Las ganas, las creí hundidas, las imaginé sin fuerzas... y en un exceso de confianza, me dio por pensar que ya no estaban allí. Pero de nuevo me encontraron, helado y sin fuerzas para cerrarles la puerta. Y aquí me tienen, en estado anímico irreal; escuchando como el corazón se me atraganta al intentar comprender, mirando ensimismado como me suben por los pies hasta hacerse un ovillo en mi pecho, escuchando susurrarme en clave de piano, sintiendo como se me enroscan uno a uno en mis dedos al escribir...

No, las heridas nunca se cierran, tan solo tienden a dormir en las temporadas de sol; para desperezarse al llegar el frío...

Siento replegar las alas, encogerse las luces y ando sin fuerzas para abrir los frascos en los que guardé mis plumas...

Es tarde, demasiado tarde...como para detenerse a pensar y aun sigue siendo demasiada la lluvia...

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